El gobierno y la derecha de Chile expresaron ayer su malestar por el apoyo de Fidel Castro a las aspiraciones de Bolivia de recuperar la salida al mar, que según el líder de la revolución cubana, la "oligarquía chilena le arrebató''
Desde el centro hasta la extrema derecha, los portavoces políticos desautorizaron las opiniones expresadas por el dictador cubano en un artículo difundido horas después de recibir en La Habana a la presidente chilena, Michelle Bachelet, quien concluyó el viernes una visita oficial de 72 horas a la isla.
Socialistas y socialdemócratas guardaron silencio y sólo el Partido Comunista apoyó lo dicho por el tirano Fidel Castro, para quien "Bolivia es víctima de una extraordinaria humillación histórica''.
Con Bachelet y su canciller, Alejandro Foxley, todavía en suelo cubano, el encargado de fijar la postura del gobierno chileno fue el canciller suplente, Alberto van Klaveren, quien desde Santiago puntualizó que los dichos de Fidel Castro "son opiniones a título estrictamente personal, en su calidad de ex jefe de Estado de Cuba''.
Este asunto "no se ha tratado a nivel oficial con Cuba, porque no corresponde, y creemos que así también lo entiende el gobierno cubano'', dijo Van Klaveren.
Mientras tanto, en La Habana, Foxley se refirió tangencialmente al asunto y afirmó: "así como nosotros no queremos que se involucren otros países en nuestros asuntos internos, tampoco lo vamos a hacer con respecto a otros países''.
Poco después Foxley aseguró que Bachelet no trató la demanda marítima boliviana de manera oficial durante las reuniones que sostuvo La Habana con su par cubano, Raúl Castro, y con el canciller, Felipe Pérez Roque.
Además, Foxley dijo que “los dichos de Fidel Castro a favor de la demanda marítima boliviana reflejan opiniones de una persona que ya está retirada de la política”.
Ni en la reunión con Raúl Castro ni en la de Pérez Roque "se planteó un tema que es estrictamente bilateral entre Bolivia y Chile'', declaró Foxley.
"Si algo ocurrió en esas conversaciones, fue un reconocimiento de la parte cubana a cerca de la muy buena relación que existe entre el gobierno de Morales y el de Bachelet'', añadió el canciller.
El artículo de Fidel Castro, quien fue sucedido oficialmente en la presidencia de Cuba por su hermano Raúl en febrero de 2008, fue muy bien acogido en La Paz.
El presidente Evo Morales se mostró "sorprendido'' por este inesperado apoyo y agradeció "al comandante y presidente histórico de Cuba'' el respaldo a la reclamación de su país de recuperar la salida al mar que perdió frente a Chile en la Guerra del Pacífico (1879).
"Imagínense el sentimiento del compañero Fidel, mi hermano mayor Fidel, de seguir pensando con Bolivia y reflexionando a la presidenta de Chile, al pueblo chileno y al mundo para que se repare un daño histórico'', declaró Morales durante un acto público.
En el lado opuesto, las palabras de Castro desataron una tormenta política en los sectores más conservadores de Chile.
El diputado de la ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI) Felipe Ward opinó que Bachelet "cometió un error gravísimo al no medir ni ponderar los efectos de reunirse con una persona que tiene una enfermedad mental gravísima que le hace no saber lo que dice, entrometiéndose en problemas bilaterales de dos países''.
Su compañero de coalición Alberto Cardemil, diputado de Renovación Nacional (RN), también arremetió contra la mandataria por "arriesgar el interés y la seguridad chilena en el exterior'', a la vez que calificó de "increíbles e indignantes'' las opiniones del dictador cubano.
"Fidel (Castro) le clavó un puñal por la espalda'' a la presidenta Michelle Bachelet, terció el vicepresidente de RN, Cristián Monckeberg.
Pero también de las filas oficialistas surgieron reacciones, como al del presidente de la Democracia Cristiana (DC), Juan Carlos Latorre, que manifestó que Castro ‘‘puede pensar y escribir lo que quiera, pero no tiene ninguna repercusión importante a nivel internacional, y menos para Chile', porque ya ha perdido su relevancia política".
"Por una parte (Fidel Castro) pide que nadie intervenga en asuntos internos de Cuba y por otro lado, él no tiene ningún problema en opinar sobre temas de otros países'', agregó el diputado democristiano Patricio Walker.
A pesar de ser el partido más importante de la coalición de gobierno, la DC ha criticado algunos aspectos del viaje de Michelle Bachelet a Cuba, especialmente el hecho de que la mandataria no se haya reunido con los disidentes durante su estancia en la isla.
En medio del rechazo mayoritario, el secretario general del Partido Comunista, Lautaro Carmona, salió en defensa del octogenario dictador cubano.
‘‘Ha dicho una verdad que no tendría por qué provocar nada que no sea otra verdad, tenemos que reflexionar y construir caminos posibles para resolver de forma pacífica y respetuosa el tema de la mediterraneidad de Bolivia'', consideró el dirigente comunista.
Para el analista político Guillermo Holzmann, el líder de la revolución cubana ‘‘sigue la estrategia inaugurada en su momento por el presidente (de Venezuela) Hugo Chávez de buscar apoyo para la causa boliviana de una salida al mar''.
Holzmann, académico de la Universidad de Chile, explicó a Efe que lo dicho por Fidel pretende generar adhesión a los gobernantes de Bolivia, Ecuador y Venezuela, y discrepó de quienes aseguran que está arrinconado políticamente ‘‘porque en definitiva sigue siendo un referente político para ciertos sectores de Europa y América Latina''.
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