CREO QUE JAMÁS SABREMOS POR QUE, Jorge Mario, cardenal Bergoglio, luego de ser ninguneado por el gobierno kirchnerista y acusado por éste de opositor y destituyente, cambió diametralmente su posición cuando fue elegido Papa.
Por Jose Luis Milia
MUCHOS DIRÁN QUE FUE SU INTRÍNSECO PERONISMO el que -pese a decretar desde el balcón de San Pedro que la corrupción era mucho más que un pecado- lo llevó a sacarse fotografías con lo peor y más podrido de los figurones del gobierno kirchnerista y repartir rosarios y estampitas a cuántos de ellos caían presos.
NO OBSTANTE, ESTO NO EXPLICA TODO ya que en los setenta, Jorge Mario Bergoglio S.J., adhería a “Guardia de Hierro”, una organización de la derecha peronista a la que si bien no se le conocen acciones violentas en una época donde la violencia era el pan nuestro de cada día, sí era la mentora intelectual de otras agrupaciones de la derecha peronistas que habían hecho del fierro su herramienta de trabajo; “orgas” que, en ese momento estaban ideológicamente muy lejos del clepto montonerismo tardío y revanchista que los Kirchner supieron usufructuar.
DE CUALQUIER MANERA, YA NO IMPORTA POR QUE el papa Bergoglio llegó a este connubio con los jerarcas del pasado gobierno y, por ende, al enfrentamiento a cara de perro con el ejecutivo actual; lo sustancial es que, desde que es papa, su actividad ha profundizado aún más la eterna grieta sin la cual los argentinos somos incapaces de vivir y que, alegremente, ha generado una nueva fractura, obispos mediante, entre los católicos argentinos, haciendo magisterio en esto de crear nuevas divisiones.
ES OBVIO QUE ESTO DE HACER ESCUELA trae como consecuencia tener alumnos que se destaquen y, seguramente, al ser preguntados, muchos creerían que los mejores alumnos en este metier serían Juan Grabois o Gustavo Vera. Error, el mejor alumno del Papa se llama Mauricio Macri.
MAURICIO MACRI, EN SOLO DOS AÑOS Y MEDIO DE GOBIERNO ya ha creado dos o tres grietas que día a día irán creciendo, complicando su gobernabilidad y su reelección. La diferencia con su mentor es que estas nuevas hendiduras no afectan transversalmente al conjunto social de la nación. Se limitan a su espacio político y son producto del uso perfecto de las virtudes que un político debe desplegar: olvidar promesas, mentir, y tener raptos de cobardía frente a la prepotencia de aquellos a quienes siempre se ha temido.
VEAMOS, EN PLENA CAMPAÑA MACRI DIJO, a quienes quisieran escucharlo, que él iba a acabar con el curro de los derechos humanos. El resultado está a la vista, el curro sigue con tanta o más fuerza que antes, hay nuevos juicios en los que el estado es querellante, sin ninguna vergüenza él tira flores al río por los terroristas muertos y se ha mejorado la marca de Cristina que dejaba morir en prisión un preso político cada catorce días, marca que hoy Macri ha mejorado: muere uno cada 8,5 días.
PARA QUE NO QUEDARAN DUDAS DE QUE ÉL CREE que la grieta es el modus vivendi de todos aquellos que no comulgamos con el peronismo y la izquierda, parió una nueva al habilitar el debate por el aborto, debate que, al igual que el supuesto fin del curro derecho humanista, solo afecta a su propia tropa, sus diputados y senadores están divididos y solo ha conseguido que la gente crea que la despenalización salió porque la nación compró a los diputados pampeanos.
ESTO, EN BUEN ROMANCE, SERÍA UN SUICIDIO POLÍTICO si no fuera por la presencia de Cristina Fernández, presencia que ha hecho que el asco que uno puede sentir por las deleznables actitudes del presidente quede mitigado frente a la posibilidad que el peronismo, sea en la figura de ella o de algún otro logrero, pudiera llegar a ser nuevamente gobierno.
PERO, BIEN LO DICE MARTÍN FIERRO: “No hay tiempo que no se acabe ni tiento que no se corte!”, y sería especialmente bueno para la república que Macri recordara que en 2015 solo ganó el ballotage por 600.000 votos que puede perder en cuanto siga macaneando.
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