sábado, 25 de diciembre de 2010

Tristeza de Navidad

Tristeza de Navidad... ¿Qué contradictorio, no?, si la Navidad debiera ser la mayor época de felicidad, de encuentro, de gozo, de paz, de solidaridad, de amor... y aquí se vive todo lo contrario.


Por Carlos Marcelo Shäferstein

La Navidad es la única historia anunciada con siglos de anticipación. Jesucristo es el unigénito que al nacer ya tenía escrita la suya, y con siglos de antelación. El profeta Isaías había anunciado que nacería de una Virgen. El profeta Miqueas anunció que nacería en Belén. Y así, muchísimos datos de su vida fueron anunciados con precisión por los profetas. El ángel Gabriel anunció a María que el niño se llamaría Jesús y que su reino jamás tendría fin.

Sin embargo, aquí, en la Argentina que finaliza el 2010 con una profunda tristeza y anomia generalizada, son escasas las razones de renovar el júbilo por el nacimiento de N.S. Jesucristo. El consumismo amorfo ha invadido a esta sociedad usurpada, ocupada por el enemigo más infame, que decretó la disolución de la Patria, olvidando que «...el Hijo del Hombre vino para servir, y no para ser servido...»

Tristeza de Navidad... ¿Qué contradictorio, no?, si la Navidad debiera ser la mayor época de felicidad, de encuentro, de gozo, de paz, de solidaridad, de amor... y aquí se vive todo lo contrario.

Todos los argentinos de bien hemos sido víctimas de alguna forma de delito, el homicidio de un ser querido o su secuestro, bien sea un hurto, asalto, robo de vehículo, arrebato, abigeato, y con una tasa de130 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Los delitos y crímenes son tantos que ya los ciudadanos ni siquiera reportan los robos porque “es perder el tiempo”.

La policía, que venía siendo inoperante por imperio de las leyes de la «democracia» había quedado rebasada, y ahora ha sido desarmada definitivamente. Y los uniformados, Policías y Militares, custodios otrora del orden en la sociedad, pueblan las cárceles como presos políticos, la mejor emulación del Infierno de Dante, que se han constituido precisamente en lugares que aquellos que tienen la desgracia de caer ahí, de donde sólo salen muertos o en estado de agonía.

Las madres esposas e hijos de todos estos presos políticos se enfrentarán a una nueva Navidad “celebrada” dentro de esas mazmorras, acompañando a sus familiares, quienes además de haber sido privados de su libertad injustamente, han sido sometidos a juicios vejatorios, negación de todos sus derechos humanos.

Quizás los adultos, aunque con profunda tristeza, puedan sobrellevar una carga tan pesada, pero es con profundo dolor que los ciudadanos que sufrimos la Argentina progresista, hemos leído con estupor las cartas de los hijos de esos presos que piden como regalo de Navidad la libertad de sus padres, porque son buenos ciudadanos. La esperanza de esas criaturas ha sido convenientemente frustrada por unos jueces que actúan en forma contraria a su propósito. Se supone que ellos deberían respetar el estado de derecho, el debido proceso y hacer justicia. Pero no. Lo único que hacen los magistrados es demostrar una y otra vez, la dependencia del Poder Judicial al Poder Ejecutivo.

Pero lamentablemente es así, totalmente justificada, la tristeza de nuestra Navidad.

Porque todos, aunque tengamos familia, estaremos solos en casa, pensando en aquella celda mugrienta, o en la cama de hospital donde yacen nuestros semejantes, absolutamente abandonados a su suerte.
Esos depósitos de ancianos, que ahora dependen del Servicio Penitenciario Federal...

Tal vez para algunos de nosotros el 24 sea una noche más... noche concurrir a Misa de Gallo y acostarse temprano... mirando por la ventana la falsa felicidad de los demás, una noche de más bullicio estúpido y de bocinas de autos... De borrachos impunes que ríen sin cesar... con ese vacío del alma ya casi irreparable.

Pero no debemos permitirnos que sea una noche más.

Debemos atrevernos a encontrar la Navidad dentro de nosotros, Soldados. Dentro nuestro. Donde todavía mora Nuestro Señor.

El Mensaje de Navidad de los ciudadanos de bien a los presos políticos y a sus familiares, es que sus hijos siempre podrán decir que están orgullosos de sus padres, a quienes debemos la libertad de la Patria, cuando estuvo en peligro, y que estos podrán verles la cara sin sentir vergüenza alguna. Les fue suprimida su libertad, más no su decencia y mucho menos su dignidad.

Sería interesante saber si hoy en la próxima Navidad habremos recuperado la Nación o si estará definitivamente perdida.

Aprovechemos esta Navidad jamás para perdonar a todos aquellos que nos ofendieron de palabra y de obra, sino para implorar su desaparición. Así como mediante la oración se fue el demonio que se había entronizado en la Nación, imploremos al Señor que nos libre de toda la lacra que todavía quedó como rémora de ese odio que instauró.

Empecemos el Año Nuevo con el corazón aligerado por la esperanza de la redención de nuestra Patria.

Compartamos nuestras plegarias con los Camaradas aislados, o con quien no tenga familia o que se sienta idénticamente triste. Ese invitado a casa representará la figura de Cristo. Y así podremos recibir la bendición de un Nuevo Año 2011. Feliz Navidad, hermanos míos.

Carlos Marcelo Shäferstein & familia

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Contacto: politicaydesarrollo@gmail.com

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