Los argentinos en parte se parecen a los cubanos. Los cubanos están justificados porque no conocen otra cosa. Los argentinos, quizás por cierta reticencia a darse cuenta de sus problemas. Postergar el reconocimiento de la verdad solo consigue dilatar los problemas, hacerlos más graves y, las salidas son más traumáticas.
Por Jorge Héctor Santos
Una chica cubana de 25 años reside en Miami, desde hace apenas 2 años. Salió sorteado su ex marido para poder abandonar la Isla y ella se subió sin dudarlo a buscar otra vida. Ella sabía que había otro mundo, muy distinto y mejor que el que les dio a los cubanos Fidel Castro. Esa joven me relataba que ya no puede volver a Cuba, porque cuando lo hace para ver a su madre, se siente que ella no pertenece a ese mundo chico, limitado, castrador, alejado del resto del mundo.
Yanet, el nombre de la cubana, me decía que ella ahora siente que con esfuerzo puede crecer y conseguir comprarse un auto, una casa o irse de vacaciones. Antes, en Cuba, ella por más esfuerzo que hiciera no era dueña de nada. Yanet sostiene que los cubanos están encerrados en Cuba y no aspiran a otra cosa porque no saben siquiera que existe. El lavado de cabeza de la dictadura de Fidel dejó a sus compatriotas sin sueños, porque les cortó las posibilidades de ampliar el conocimiento de que otra vida es posible y existe. Ellos no lo saben, agrega.
La madre de Yanet está en Cuba y solo piensa en su hija, su mundo se reduce a ella. Yanet no es que no extraña a su madre, todo lo contrario, pero ella tiene ahora otras ilusiones, otra vida.
El recuerdo de lo conversado con Yanet me vino a la cabeza y, me sirve para comparar lo que ella relata le ocurre a los cubanos con lo que le ocurre a los argentinos, por distintas razones. Los cubanos no conocen otra cosa. Los argentinos en gran parte sí. Sin embargo, los argentinos ocultan el enfrentarse con la realidad con la que conviven todo el tiempo que les sea posible. Hasta llegan a negarla.
Si la única verdad es la realidad, el argentino prefiere vivir la mentira como una forma de dilatar el sufrimiento aunque viva sufriendo. Esa es la forma que encontró el nacido en estas tierras para poder soportar las constantes malas noticias que le hacen vivir una vida que no merece y que le hará vivir, en el futuro, una vida aún peor.
La realidad finalmente como siempre estalla en las manos de los argentinos y, en ese momento, son víctimas casi inocentes de alguien que de la noche a la mañana convierten en demonio, como si un acto de magia hubiese convertido a su presidente en un monstruo por la gracia divina.
Esta forma de ser del argentino se exterioriza en todos los órdenes de la vida. En lo político, en lo económico, en la percepción de sus ídolos, en sus pasiones deportivas, etc.
No es extraño entonces, que los argentinos acepten que en sus propias caras le mientan sobre la inflación real que sufren a diario pero, aceptan que la sociedad Kirchner y Moreno se la deformen.
La recesión junto con la inflación es una bomba explosiva que tarde o temprano estallará pero el argentino no quiere darse cuenta ahora, por adelantado.
Los ejemplos que se podrían enunciar superarían las dimensiones posibles de esta nota. Cada uno sabe en su fuero íntimo que es lo que oculta.
Finalmente, el argentino se parece al cubano. El cubano desconoce que hay una vida mejor. El argentino sí lo sabe pero, como está en otras partes del mundo se conforma pensando que los argentinos son así y no pueden cambiar nada.
Dos formas de ser, que por diferentes circunstancias, terminan asemejándose, la del argentino y la del cubano.
Yanet, la cubana que vive en Miami, aceptó el desafío de ver la realidad y cambió su vida. Ud. ¿qué piensa hacer con su vida y la de sus hijos?
Urgente 24
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