Cuando la censura proviene de un gobierno democrático es un ataque directo al corazón de la democracia, al rudimento de su estructura funcional; cuando la censura se ejecuta desde un medio periodístico hacia otro, se trata lisa y llanamente de un acto de traición a la profesión.
Por Pablo Bernal, poeta y narrador sanjuanino
¿Quién ha solicitado pero sobre todo quién ha conferido a Diario de Cuyo y particularmente a su staff directivo, el status, la potestad y el rol de ser los guardianes de la moral o tutores de la “correcta interpretación” de las publicaciones periodísticas que se imparten y/o que acompañan a este periódico?
Digo más ¿Desde cuándo Diario de Cuyo piensa por nosotros?
Desde su nacimiento hace 60 años como reza en el subtítulo de la editorial que aparece, tristemente tarde, en la edición de fecha 10 de Junio de 2006, Diario de Cuyo, a la fecha al menos, parece no comprender todavía que, el derecho a la libre expresión no puede ser coartado y conlleva como revés de naipe, aparejado, otro derecho, el de la libre interpretación. A esos dos sumo un tercero, el derecho de replicar como lector del Diario, un error tan grosero y poco bien intencionado como fue suprimir la distribución del habitual envío que acompaña la publicación de los domingos, REVISTA RUMBOS.
Con esta decisión antojadiza, Diario de Cuyo ha debilitado la salud ética de la palabra, su más alta tasación, su honra, su crédito, su valía. Es muy importante esto que refiero y, no quiero dejar lugar a interpretaciones erróneas por eso voy a extender el concepto. Diario de Cuyo es quien ha debilitado el valor de su propia palabra pero ha ido todavía más allá, ha debilitado el mérito de la palabra periodística, su imparcialidad; bastión último de la verdad, que debiera ser. Creo inclusive que ha diezmado el valor de la palabra en general. De la palabra como vínculo humano, naturalmente. A esto súmenle la siguiente nota de color, Diario de Cuyo –la empresa periodística- censura a la publicación también periodística REVISTA RUMBOS precisamente el 7 de junio de 2009, fecha en que se celebra el Día del Periodista. Si no fuera por la gravedad del hecho me tiraría al piso a reírme.
¿Me pregunto sí, Diario de Cuyo, considera que somos un pueblo de idiotas incapaces de sopesar libremente, interpretar, juzgar, filtrar, comprender y decidir sobre las noticias que consumimos?
¿Qué sigue ahora? ¿Intentará Diario de Cuyo, interceptar y detener, toda la opinión que se publica sobre minería en la provincia, y que no es favorable a esta actividad, con el pretexto de salvaguardar los miedos de la población?
¿Y luego qué hará en materia de censura? ¿Irá tras las noticias nacionales? ¿Tras las noticias globales?
A propósito de globalidad, ¿en serio pensó la plana directiva del Diario que, con frenar alrededor de veinticuatro mil ejemplares (según declara Revista Rumbos) iba a detener la difusión de la nota de Jackie Isola, en plena era de internet? Que periodistas picapiedras son.
En 1.982, se nos informaba que íbamos ganando y nosotros, aún bajo sospecha lo creíamos, qué otra cosa podíamos hacer a la distancia. Yo era muy pequeño pero lo recuerdo. Recuerdo también que recolectaba todo aquello que contenía plomo y luego, le pedía a mi madre, que llamara a la radio que auspiciaba la colecta para que pasaran a buscar el pesado botín. Nos decían que íbamos ganando y al final perdimos como en la guerra. Es decir, nos manipulaban a través de los medios, nos engañaron. Claro, a la distancia, debimos echar un manto de piedad sobre aquellos años nefastos comprendiendo la gravedad institucional en que se vivía. Y nosotros echamos ese manto de piedad, porque para eso sí somos capaces de sopesar libremente, interpretar, juzgar, filtrar, comprender y decidir. La analogía es esta (aplicando el carácter transitivo a unos versos de Borges no entiende quien finge entendimiento sino quien puede entender), nos dicen que la minería ciertamente es una actividad riesgosa pero que, gracias a los controles ambientales de la empresa y del gobierno vamos ganando la batalla contra la contaminación. Hasta que un colega periodista decide publicar su pensamiento en contrario. Eso no es precisamente lo que yo llamo amplitud de criterio, verdad?
En la inválida editorial publicada en Diario de Cuyo en su edición digital -sin firma debo agregar y reiterar -, aparecida tristemente tarde, se lee con claridad
“La primera es su compromiso por la libertad de expresión, su compulsa sistemática contra los obstáculos que siempre pretenden amordazarla”.
y más abajo…
“Esta semana, ambas banderas entraron en aparente conflicto. DIARIO DE CUYO decidió no dar a circulación la publicación de la revista Rumbos que integra desde hace años su edición dominical. Lo hizo ante la aparición de una extenso artículo referido a la minería en general que no se ajusta a los parámetros profesionales con los que nos desempeñamos los periodistas consulta de fuentes, pluralismo, o una mínima visita al terreno de los hechos para extraer una conclusión”.
Y más abajo…
“DIARIO DE CUYO hizo ejercicio de su derecho a no publicar una información incompleta por la que luego debe responder”.
Diario de Cuyo, quienes ostentan el poder editorial de esta empresa, quienes ostentan el poder de asentir o vetar los contenidos del Periódico, creen por lo visto, muy equivocadamente que, con esta editorial minúscula, sobrecargada de clichés de ocasión, tibiamente moralistas, quedan exentos de toda responsabilidad y dispensados por parte de la sociedad pues, según su discurso, han contribuido a resguardar y respaldar la actividad minera (en realidad panacea de unos pocos) a favor de la comunidad sanjuanina toda, arrojando luz sobre la verdadera realidad medioambiental aludida por el artículo de REVISTA RUMBOS, y deslindado así toda presión e injerencia sobre ellos por parte de los emprendimiento mineros y por parte del gobierno, como si fuese este, el ojo de la tormenta.
Picapiedras otra vez. Hay tantas opiniones sobre la actividad minera o mejor dicho sobre el desarrollo y el obrar de la actividad minera en nuestra provincia como ciudadanos tiene San Juan. Yo no tengo un termómetro social que pueda medir con precisión los porcentajes de adhesiones y rechazos a la actividad minera. Ni el porqué de los mismos. Cada cual piensa y cree lo que quiere. Y está bien que así sea, en tanto y en cuanto, ocurra en libertad. La decisión de Diario de Cuyo del 07 de junio de 2009, cercenó esa libertad.
"La economía, estúpido" -cito wikipedia- (the economy, stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (Bush padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Luego la frase se popularizo como "es la economía, estúpido" y la estructura de la misma ha sido utilizada para remarcar los más diversos aspectos que se consideran esenciales.
Lo que está en juego aquí es la censura, estúpido.
Por último, me dirijo ahora al grupo editor y al staff directivo de Diario de Cuyo.
La censura es un acto deliberado, infame y cobarde, por bien intencionado que éste sea en su factura intencional. Cuando la censura proviene de un gobierno de facto, quizá por deformación espiritual o por instinto de supervivencia, lo toma uno como un hecho, entre comillas, natural, viniendo de quien viene; cuando la censura proviene de un gobierno democrático es un ataque directo al corazón de la democracia, al rudimento de su estructura funcional; cuando la censura se ejecuta desde un medio periodístico hacia otro, se trata lisa y llanamente de un acto de traición a la profesión, traición que no termina solo allí y que, se extiende también tanto al lector diario y como al ocasional lector de esa publicación.
Les recomiendo, por lo tanto, leer Elogio de la Responsabilidad de Sergio Sinay, en este libro, extraordinario por la claridad de pensamiento y simpleza de conceptos, el autor explica los diversos matices de la responsabilidad. Los exhorto a leer un capítulo en especial “Responsabilidad y perdón” y un párrafo en particular, cito a Sinay “Errar es humano, perdonar es divino. Sabe Dios desde cuándo circula esta máxima por el mundo. Y sabe Él, y nadie más, cuántos humanos se han escudado detrás de ella para echar tierra sobre sus errores, calamidades, negligencias y crímenes. Errar es humano, perdonar es divino. Basta con detenerse y leer con atención esas palabras, basta con dejar asomar de un modo pausado y consiente su contenido, para descubrir hasta qué punto atenta contra la responsabilidad, de qué modo la aniquila.” Antes que lo olvide, el subtítulo de ese capítulo es “Errar es humano, reparar también”.
Lo que correspondía era respetar la publicación de la revista que desde hace años ustedes han avalado como la publicación que acompaña a la tirada dominical de Diario de Cuyo, domingo tras domingo. Lo que corresponde ahora es, REPARAR el error cometido distribuyendo la revista previamente censurada, haciendo objeción aparte de la data manifestada por la periodista responsable del artículo, advirtiendo, si se quiere, al lector, según el sano entender de Diario de Cuyo, cuales son los errores de información y sus porqué, pero distribuyendo la publicación antes omitida y salvando así la vergonzosa decisión anterior.
Ya que se ofrece y a modo de final, sugiero a los directivos del Diario leer también del libro antes mencionado el capítulo que aparece bajo el título “Responsabilidad y política. La tragedia de los medios convertidos en fines” y, si el espíritu les alcanza y tiene algún ratito libre en sus atestadas agendas, les aconsejo leer el libro en su totalidad.
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