miércoles, 10 de junio de 2009

Nuestro recto camino hacia el matadero


El rumbo ya está indicado por los que nos mandan.
Los que manipulan el país con un joystick y nos dicen hacia cual horizonte vamos por esta ruta.

Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse

Y son bastante claros con su cuaderno de bitácora:
En 20 días todos… sin excepción, estaremos literalmente fritos.
Eso es lo que, trágicamente, se infiere de las advertencias que nos plantea toda la dirigencia política en esta comarca. Una tierra patibularia que parece ya perfectamente sentenciada a muerte, por los cuatro costados.
Podemos estar seguros entonces, según ellos mismos, que después del 28 de junio nos esperan aquí, muy claramente, todas las plagas de Egipto, acaso peores aún que la gripe porcina, que el dengue… o que el ébola.
Seremos tragados por alguna calamidad… o quizá quedaremos sepultados bajo las aguas de algún tsunami.
Y si… milagrosamente, no nos llega ninguna de todas estas exageraciones, proféticas… esperemos al menos, eso sí, la proximidad de algo nada bueno.
En suma, por lo que ellos anuncian que ha de ocurrir, aunque nada de eso ocurra, igual seremos llevados todos… mudos y silenciosos, como ovejas al matadero.
Los monarcas, conscientes ya de la hora de su decadencia, no parecen estar dispuestos a aceptar abnegadamente lo que es inesquivable.

Y sus estertores finales, más que para agregar - en un manotazo honesto - algún último ladrillo a la República… estarán dirigidos, inversamente, a llevarse puesto todo lo que puedan.
Con cualesquiera de los resultados - los de las mejores y los de las peores encuestas- aquellas que les dan ventajas y aquellas que no, lo único absolutamente seguro es que van camino de perder una cuota trascendente y nada despreciable de su crucial poder parlamentario.
Un hecho tan determinante, que les abre un camino de espinas.
Como queda dicho, lo único seguro, ante cualquiera de los extremos, es que la hegemonía plena de estos intrépidos hacedores de antojos, ha de sufrir un impacto notable.
La pérdida de poder, aunque escasa en términos absolutos, es decir, poco significativa en cifras, será, sin embargo, catastrófica en términos relativos, es decir, en orden a la fulminación lisa y llana de la mayoría propia en ambas cámaras. Justamente por la caída de las pocas bancas que les daban el control pleno.
Sin esa herramienta, están al horno.
Aquellas palabras… serán pues, profecía autocumplida,
Nada será igual de fácil, ni para prorrogar los famosos súper poderes, ni para seguir arrastrando la mágica Ley de Emergencia Económica, ni para hacer los caprichos de cualquiera de sus decretos de necesidad y urgencia.
Se verán compelidos, sin dudas, a compensar la falta de ese poder unilateral que los asistía… con algunos artilugios de la más alta ingeniería totalitaria.
Como históricos tributarios de la necedad y como huérfanos plenos de la más elemental conciencia crítica, deberán sacar a relucir entonces… todas sus reservas siniestras del peor dirigismo enciclopédico.

Deberán gastar sin dudas, mucho más, en el rubro “compras de voluntades”
Esto ha de ser así, por cuanto las voluntades mercenarias en el Congreso ya cotizan hoy mismo con un sorprendente aumento sostenido.
No es lo mismo, claro está, media docena de diputados envueltos para regalo en las góndolas de un hipermercado con mayoría propia, que media docena de diputados puestos en delivery y manufacturados para recibir pagos en un escenario plagado de desesperaciones y de urgencias.
El delivery, para completar mayorías con muñecos de trapo, es más caro.
Los años de gobierno que le quedan a esta mujer, en el mejor de los casos, han de ser una penuria, seguramente muy difícil de tolerar.
Pues en verdad… nunca, ni ella ni él, nos han gobernado.
Ellos apenas “dictaron”. Nos dictaron despropósitos.
“Y viéndose impedido de seguir dictando… el dictador, aferrado al poder, se alucina con la inmovilidad y se enferma de vértigo ante su caída al precipicio. Transido de miedo… el dictador señala hasta a las sombras como siluetas de un complot… en su contra” (Lucio Anneo Séneca).
Que nadie pues cometa el gravísimo error de esperar alguna ínfima mejoría en el país que surja después del día 28 de junio.
No existe la menor condición objetiva para suponer otra cosa que no sea un empeoramiento de todo el escenario. El rumbo que nos marcan.
Es un camino recto, eso sí: pero va derecho al matadero.

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