lunes, 8 de junio de 2009

Ricos

Ocurre algo extraño: ni los ricos se defienden, no responden, aparentemente no se dan por aludidos, ni atacan y ningún juez y/o tribunal actúa ante los públicos y degradantes e insultantes e in constitucionales e ilegales ataques a uno seres humanos que deberían gozar de todos los derechos aceptados hoy día.

Por Nelson Maica C

El que, por ahora, gobierna la Republica, ¿habrá que buscarle un apodo de uso común? ¿Almunafika? ¿Tirano saurio? ¿Algún jurasico?, cada vez que encadena los medios de comunicación, ataca a los ricos del país preferentemente. Los vilipendia. Los ultraja. Los expone al escarnio público. Los insulta. Los agrede verbalmente hasta llegar a lo insólito: “son animales con forma humana”.

¡Cuánto odio se refleja y contienen esas palabras! ¿Dónde lo leyó y/o alguien se lo sopló? Afortunadamente todo el planeta se ha enterado de eso. Y todo el planeta humano lo condena, afortunadamente.

Pero ocurre algo extraño: ni los ricos se defienden, no responden, aparentemente no se dan por aludidos, ni atacan y ningún juez y/o tribunal actúa ante los públicos y degradantes e insultantes e in constitucionales e ilegales ataques a uno seres humanos que deberían gozar de todos los derechos aceptados hoy día. Mucho menos actúa una supuesta rama nueva del poder público aparentemente mal denominada Defensor(a) del Pueblo. Ni los defensores de la “cultura” y del “lenguaje” protestan.

La igualdad, tan pregonada como meta revolucionara, para estos seres humanos, no existe ni se practica; mucho menos la justicia. Total incoherencia, contrasentido. ¿?

Esto supone que el almunafika puede decir y hacer cuanto le venga en ganas. Esta por encima de la constitución y leyes de la Republica. Esta por encima de la Republica. El supuesto poder judicial, rama supuestamente independiente del poder público, entonces, esta por debajo del almunafika. No hay poder que controle al almunafika, entonces. Ni el supuesto “poder del ciudadano ni del pueblo”. No hay tal poder. No hay tal pueblo. No hay tal ciudadano. ¿Qué hay, entonces? Esclavos, por lo visto. ¿Tiranía?

Aparentemente los ataques son direccionados, en este caso, a lo interno: los políticos de oposición, los medios críticos, los dueños de tierra o de algo, los banqueros, las universidades y universitarios, los dueños y gerentes de empresas, en fin, todo aquel que hasta sospeche y/o sueñe que se le opone y/o pueda oponérsele. Todos los demás. Cada uno a su tiempo y momento es y será “tocado”.

Desde 1999 a esta parte, 10 años, esa actuación constituye un mal cambio de actitud social, desde la primera autoridad, hacia la sociedad y hacia el ciudadano y hacia el pueblo que trajo, ya, efectos negativos en la sociedad, en la política y en la economía del país y, en especial, en las fan y en las relaciones internacionales.

A merced solo de los ricos no se nutre el populismo, el anticapitalismo, el anti norteamericanismo. Tampoco son los únicos a quien el ciudadano, el pueblo, culpa por el mal manejo de la política, de la economía y del gobierno y de su propia situación. El ciudadano, el pueblo, siente miedo ante lo desconocido, ante la recesion. Percibe mal, también, a los políticos, a los bancos centrales, a los “invasores”, “colaboradores”, a los “importados” y/o “esclavistas” y/o “asesores”, a los verdugos voluntarios, al gobierno corrupto, etc.

Pero el almunafika criollo pretende que la ira de sus esclavos, rojos, rojitos, se dirija contra los ricos principalmente. Los exhibe como ejemplo de desigualdad; pero es imposible ocultar su propia desigualdad y la de todos los funcionarios del gobierno, con relación al resto de los modestos funcionarios y ciudadanos y, sobre todo, con relación a la pobreza que aumenta a pesar de todos sus efectos potemkim que casi a diario se exhiben. Tampoco puede ocultar, porque esta a la vista, la compra venta, por debajo de la mesa, denunciados públicamente, de muchos de sus allegados y protegidos y funcionarios de las diversas ramas publicas. La corrupción galopante de los rojos, rojitos. Tampoco puede ocultar la participación de algunas empresas del sector público, como pdvsa, en el asunto de las divisas, al margen de su propia normativa. Y eso se puede hacer solo con la anuencia y participación del gobierno con los ricos, no con pobres. Tampoco puede ocultar, porque es del dominio publico, la ayuda en metálico y en logística que recibió de los ricos del país para llegar a ser almunafika. Tampoco puede ocultar ante su desastroso manejo de la economía del país que quienes le “sacan la pata del barro” son los bancos (con los dineros del pueblo) y los ricos, tanto nacionales como extranjeros. La economía es global e interconectada. Y la economía occidental esta basada, en gran medida, en la propiedad privada y en el capital y en la inteligencia del ser humano y en el beneficio, aun cuando sea pequeño.

Es cierto, algunos comerciantes, administradores, bancos y ricos, están haciendo buenos negocios con el almunafika y sus rojos, rojitos. A nivel internacional se han publicado algunos paraderos de esos dólares. Veremos hasta cuando dura esa luna de miel. Ya, por las divisas y bonos, encajes, impuestos e importaciones, y anuncio del fin de la propiedad privada, comenzó a tensarse la cuerda y la población a sufrir necesidades: luz, agua, gas, combustible, salud, alimentos, etc.

Por otra parte, a esos ciudadanos privilegiados y desiguales aparentemente no les ha importado para nada las muertes de quienes hacían uso de su derecho a manifestar, a resistirse y a oponerse a un régimen dictatorial, comunista al estilo Stalin. Menos les ha importado los perseguidos, presos políticos, la apropiación forzosa que hace el gobierno todos los días, el cierre e incautación ilegal de medios de comunicación, la represión a los estudiantes y trabajadores, el recorte de presupuesto a la educación, la falta de salud publica y ambiental. Etc. Tal vez creen que a ellos no les tocara porque están haciendo negocios con el régimen y, en cierta forma, lo sostienen. Hasta se han olvidado de uno de ellos que fue capturado desde uno de los anillos de seguridad de la comandancia de la marina de guerra del país. En sus narices, como se dice coloquialmente.

Nada de eso aparentemente les ha importado hasta el momento. No basta ni es suficiente decirlo, manifestarlo oralmente. No hay hechos contundentes que demuestren lo contrario. No hay una acción firme y contundente donde se perciba que arriesgan todo cuanto poseen, incluso la vida, en aras de la libertad y de la democracia plural como lo hicieron los forjadores de esta patria y de la democracia plural. Como lo hizo el rico Simón Bolívar y sus amigos y parientes. Tal como ocurre, hoy, en otras naciones de este continente. El comunismo acaba con todo y lo saben. Recuerden: nada se llevaran para el otro mundo; porque ni siquiera sabrán si la ropa que les coloquen sea de ustedes y/o si los “incineran” ni a donde van a parar las cenizas y sus posibilidades dependen, hoy, de las sociedades en donde se gestionan sus actividades. Sin sociedad, sin libertad y sin democracia plural no hay riqueza ni pobreza. Pena ni gloria.

El capitalismo, basado en la libertad y la propiedad, entre otras bases, desde sus inicios, según algunos, por el año 1400, ha mostrado una inmensa capacidad para adaptarse. Sigue vivo porque esta, así lo sostienen autorizados, consustanciado, hasta ahora, con la naturaleza humana y cambia con el ser humano. Ahí los ciclos económicos; ahí los ricos en cada crisis pierden inmensas fortunas, hasta se suicidan, pero vuelven otros.

La desigualdad es permanente porque permanente es la desigualdad de los seres humanos y sus capacidades y sus habilidades. Evidente. Alcanzar algún grado de menor desigualdad y mejor forma de repartir la riqueza y mejor educación y confort debe ser un cometido político hasta donde la propia sociedad lo acepte, lo permita; pero en ningún caso puede hacerse a costa de la desaparición y/o de la esclavitud de los integrantes de esa sociedad.

A los políticos les corresponde una mejor actuación, rol, papel. Es momento de exigírselo. Es hora de cambiar este gobierno de un almunafika y la sociedad civil debe retomar su función de gobernarse así misma. Es momento para colocar ciertos frenos a los excesos de los ricos y hacer que el dinero funcione mejor.

Los ricos, para el actual almunafika, aparentemente son, hasta ahora y gracias a los jugosos negocios que les proporciona el régimen, un blanco fácil y, para algunos, más que blanco, alcahuetes de tiranos, hasta que los tocan. Pero no se olvide de la lección histórica. Sin capital, sin recursos, sin dinero, ningún país funciona ni es viable. Ha pasado muchas veces que cuando usted se mete a destruir el capital, usted puede terminar mal. Recuerden al hombre fuerte de Irak, por ahora.

Aquí, hoy, hace falta que el capital criollo, con todos sus ricos y la sociedad, con todos sus estratos y sus pobres, se sume con todo y sin condiciones a la lucha por la libertad, por la democracia plural, por los derechos humanos de todos los venezolanos. Por la propiedad privada y por el derecho a la vida.

Nota:
01. ONU: Declaración Universal de los Derechos humanos: Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (iii) del 10 de diciembre de 1948 y firmada por la Republica de Venezuela. Artículo 17:
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

“Una noche, cuando aún estaba en los brazos de la niñera, quise tocar la cafetera, que estaba hirviendo alegremente... La niñera me lo hubiese impedido, pero mi madre dijo 'Déjale que la toque'. Así que la toqué... y esa fue mi primera lección del significado de libertad”.
John Ruskin, Londres, 1819 - Brantwood, 1900, fue un escritor, crítico de arte y sociólogo británico.

Caracas, Venezuela

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