viernes, 12 de junio de 2009

Apatía eleccionaria y a gastar y gastar que el Banco Mundial financia


De cara al acto comicial del 28 de junio, el electorado se encuentra como nunca uniformado en su decisión: sabe a quién no va a votar.

Por Juan Salinas Bohil

El intríngulis -mayúsculo, por cierto- se le presenta cunado piena a quién elegir porque no existe figura que lo enamore y un político debe tener algo de amante, transpirar pasión y faltar a la verdad en dosis mínima porque la mentira, aplicada sin anestesia, termina por ser repelida en gran escala.

Cuando antes de la derrota de Catamarca uno de los dos Presidentes afirmó en esa provincia que antes de la elección de octubre iba a visitar cada pueblo y ciudad de la República para defender "el modelo", nunca imaginó que después de haber adelantado en cuatro meses la fecha electoral, su periplo iba a limitarse a la provincia de Buenos Aires y, fundamentalmente, a ese gran extramuros denominado Gran Buenos Aires. A ese distrito se ha reducido hoy la República Argentina, acompañada, lastimosamente, por esta ciudad que, por el estado de sus calles, veredas y plazas, hace recordar a Londres después de los bombardeos nazis.

La campaña política preelectoral en mucho se parece al "modelo" esgrimido por el Gobierno. No existe, o no parece ser lo que dicen que es y oficialistas y opositores se han limitado en primera instancia a parlotear acerca del adelantamiento de la fecha de elección de los candidatos, luego de las candidaturas testimoniales, el posible fraude a manos del oficialismo, y en esta semana se armó todo un alboroto por la citación de un juez a uno de los principales candidatos bonaerenses. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga porque por arte de magia han desaparecido males como la corrupción, inseguridad, inflación, Botnia, maletines bolivarianos, Skanska y tantas preocupaciones que antaño ocupaban a los políticos. Este es un gran logro que hay que destacar.

Si los postulantes evitan decir qué proponen en tal o cual actividad gubernamental dentro de un plan macro, cómo van a financiar tales medidas y si ocultan prometer que no van a mudar de patrón ni bien arriben al Congreso o a los concejos deliberantes tirando por la borda la confianza de sus electores, la elección puede convertirse en un fiasco. La apatía reinante podría ser resultado de esa percepción por parte de los electores.

Mientras tanto comienzan a sentirse los efectos de la crisis económica sobre la población. En los resúmenes de expensas de los consorcios se advierte el inicio de una cadena de morosos que irá en aumento y el asombroso 0,3% de la inflación oficial correspondiente al mes de mayo no refleja la situación que se da en algunos locutorios de la Ciudad de Buenos Aires donde las comunicaciones telefónicas locales han incrementado un 100% su valor porque en esos lugares se cobra 25 centavos extras por el "derecho de uso de cabina" (¿?). Además, empieza a notarse el cobro del 0,8% de la ley de sellos 2.997, que pasa a engrosar las enormes fauces del gobierno porteño.

Con las cuentas en rojo la obtención del crédito se hace difícil para los gastadores crónicos. Pese a ello y para solaz del los distintos ejércitos, batallones y patrullas del estatismo gastador, el Banco Mundial acaba de aprobar un importante crédito de 1.300 millones de dólares para un quebrado -Argentina- de los que arribarán en fecha próxima 450 para el pago de "planes sociales" y "capacitación". A escasas dos semanas de las elecciones es innecesario decir en qué podrían a usarse parte de esos fondos porque apenas los argentinos somos cuarenta millones y nos conocemos mucho. Eso sí, deberíamos pedir, suplicar, exigir, amenazar, que no nos ayuden más

Correo de Buenos Aires

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