martes, 14 de julio de 2009

Esperanza Fallida

Evidentemente, algo habremos hecho los argentinos para que de nuestro propio seno salieran don Néstor y doña Cristina. Y mucho de ello debe tener que ver con una colectiva vocación suicida.

Por Enrique Guillermo Avogadro

"Porque nunca me diste
Ni esperanza fallida
Ni trabajo injusto,
Ni pena inmerecida"
Amado Nervo

Evidentemente, algo habremos hecho los argentinos para que de nuestro propio seno salieran don Néstor y doña Cristina. Y mucho de ello debe tener que ver con una colectiva vocación suicida.

Hace menos de veinticuatro horas, escribí una nota a la que llamé "El termómetro Moreno", ya que la permanencia o no en el cargo de este verdadero "mandado" de Kirchner nos indicaría si la pareja presidencial había tomado nota de lo que los argentinos les dijimos con nuestro voto o, por el contrario, si persistiría en la tarea de demoler al país.

Pese a mi escepticismo habitual, en esa nota procuré creer en la posibilidad de una actitud positiva de doña Cristina, mediante la cual asumiría su condición de primera mandataria, para la cual la elegimos, y terminaría con la negación de la realidad, que ha sido la marca distintiva del gobierno conyugal.

Transcurrido casi ese plazo, no solamente don Guillermo ha sido confirmado, con lo cual don Néstor ha vuelto a decirnos quién es el que manda, sino que el Ministro del Interior, el inefable y leal Randazzo, haciendo gala de su reconocida sensibilidad para entender las preocupaciones y urgencias de la ciudadanía, nos ha informado acerca de la agenda del diálogo al cual ha convocado nuestra elegantísima señora Presidente: la reforma política, con vistas a octubre de 2011.

Marcelo Longobardi, con su habitual sensatez, dijo ayer en su programa radial que la convocatoria sectorial realizada por doña Cristina era, conceptualmente, un error, toda vez que los representantes del pueblo, elegidos democráticamente, se encuentran en el Congreso, y no en la jefatura de las distintas organizaciones corporativas. Entonces, si el Gobierno pretende llegar a acuerdos con todos los sectores de la población, debe reunirse con quienes ésta ha elegido para cumplir tal fin.

De más está decir que coincido en un todo con esa afirmación, ya que la presencia de los dirigentes de los industriales, de los banqueros, etc., sólo podrá generar petitorios sectoriales al Poder Ejecutivo, en los cuales cada una de las ramas de la actividad intentará obtener, de un Gobierno que se inmiscuye permanente en la economía, beneficios para su propio molino.

También dije, en la nota referida, que creía que todo esto no era más que un circo destinado a llamar la atención, y distraerla de las actividades concretas de don Néstor, mientras éste intenta cerrar las heridas que le produjo la fenomenal derrota del 28 de junio y encontrar nuevos métodos para conservar el poder y la caja; lamentablemente, ese pronóstico se ha confirmado.

Sin embargo, creo también, y así lo expresé, que ya el objetivo es otro.

Los problemas de financiamiento que se avecinan, que pueden ser descriptos con la metáfora de la frazada corta, y que se manifestarán en lo inmediato en las provincias -cuyo déficit conjunto debe alcanzar ya los doce mil millones de pesos- y en los municipios, sumados a la cerril negativa a recomponer al Indec y, con él, acceder a los préstamos del Fondo Monetario Internacional, harán estallar, en este segundo semestre, los restos del tan mentado "modelo" kirchnerista.

El camino que los Kirchner han elegido lleva a la devaluación o a la emisión de nuevos bonos provinciales, puesto que no existen fondos para hacer frente al pago de los salarios públicos y, menos aún, para continuar la fiesta del gasto público. Parte de ello, casi un "rodrigazo", están sintiendo ya quienes han recibido las facturas de gas y de electricidad, y lo sentirán los usuarios de los servicios públicos de transporte.

Antes que eso ocurra o, a lo sumo, en forma contemporánea, don Néstor habrá logrado su objetivo final: incendiar el país y, en medio de la humareda, desaparecer calladamente de la escena, con la mayor cantidad posible de fondos en sus arcas. Con él se llevará, y esto es lo más grave, una nueva oportunidad que Dios le ha regalado a la Argentina.

Enfrente, sólo sigue teniendo a una oposición desmembrada, egoísta, personalista, incapaz de proponer una agenda común e inmediata, que impida que las riendas de nuestros destinos continúe en manos de este verdadero insano.

Es necesario y sumamente urgente que el Congreso se ponga de pie, ya mismo, y recupere sus facultades constitucionales para evitar mayores desaguisados. Si es necesario, que llegue hasta el juicio político y la destitución de doña Cristina y que, mediante un serio apoyo a la gestión transitoria de Cobos, reencauce la marcha del país hacia donde corresponde.

Resulta difícil explicar, y explicarnos, que no se puedan cumplir esos objetivos frente a la crisis terminal que, ya todos sabemos, nos espera a corto plazo. Estamos ante un abismo, y don Néstor sigue haciéndonos dar pasos al frente.

La fecha no puede ser más propicia: hoy Francia y la humanidad toda conmemoran la toma de la Bastilla y, con ella, el fin del reinado de Luis XVI.

La Iglesia acaba de informarnos que el 40% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, que la mortalidad infantil ha vuelto a crecer, que el hambre y la desnutrición avanzan en el interior del país y en el Conurbano. Súmese a ello el dengue y la pésima y criminal actuación frente a la gripe porcina y se obtendrá una imagen indigna de una nación como la nuestra.

Por eso, la exigencia ciudadana debe estar ahora dirigida a quienes recibieron el mandato de encarnar la oposición a este "modelo". Debemos obligarlos, en tanto nuestros representantes, a actuar y a hacerlo ya mismo, dejando de lado diferencias personales o pseudo ideológicas.

Si no lo hacemos, si continuamos con esta colectiva actitud suicida, no habrá mañana, y la Historia le dará la razón a Tato Bores, cuando, desde el futuro, mostraba un mapa en el cual el lugar de Argentina estaba ocupado por el mar. Entonces, nos habremos ahogado definitivamente.

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

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